jueves, 6 de diciembre de 2007

Lágrimas del cielo

Cuando tu sonrisa muere y tus ojos destilan sufrimiento, cuando irradias dolor y decepción y exhalas aires de deseo perdido, cuando piensas que todo fue en vano, y sabes que ya no puedes contenerte mas, en ese mismo momento sabes que el cielo romperá a llorar junto a ti, hijo de la misma esperanza.
Cuando caminaste con aquel muchacho por aquellas carreteras bañadas por lágrimas, pensando en futuros inciertos y memorias de otro tiempo, y sus cuerpos casi inertes estilantes en aquellas frías lágrimas del cielo, que como frías dagas, entristecían sus corazones. Y cuando autos fantasmas cuales estrellas fugaces con estelas de agua corrían a centímetros de tu ser y del que amabas, cuantas veces pensaste en simplemente volar?
Cuando la niebla de la vida te escoge como presa para esconderse de la luz del sol, y tu la abrazas casi sin lágrimas, y la acoges, y la vistes y alimentas, y la acaricias en noches grises y somnolientas entre llantos, soledad y frío que no sentías de hace tiempo, y no logras pensar en nada bello, y caes en abismos eternos de hielo.
Entre risas, agua y silencios tus ojos otra vez me hablaron, y muchas veces dicen muerte y desiertos, tristezas sin tiempo que recorren tu cansado cuerpo, lágrimas que escapan de tus ojos buscando mejor vida y regresar al cielo.
Amor si supieras cuanta carga llevan tus hombros, la misma lluvia de tus ojos la hace cada vez mas pesada, y no te das cuenta, te estas congelando y muriendo, te estas secando y deshaciendo, el sol sale mañana, y claro, evaporara el agua de tus ojos que moja tu carga, pero y la carga en si?, porque no pasarme a mi la mitad de ella?, porque llevarla si no la necesitas si solo te hace sufrir?
Hay días en que las cargas pesan mas, días lluviosos como hoy, pero ten fe, que cuando llegue el día soleado y sueltes tu carga, pretendo estar contigo, hombro con hombro, atento a que nos espera en la siguiente colina, allí adelante, esperando dichoso que aquella sonrisa que murió reviva y que esos ojos sonrían, corriendo de la mano por verdes prados sin cargas ni tuyas ni mías, jugando con aquellos gatos hermanos, esos blancos y atigrados, mirando como tu mismo brillas, ese mismo día el cielo sonreirá junto a ti, hijo de la misma esperanza.